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Un neumático cristalizado puede ser la causa directa de que sufras al volante un accidente. La falta de flexibilidad de una rueda incide muy negativamente en la conducción afectando a la distancia de frenado o a la adherencia entre otras cosas.

¿Qué le pasa a un neumático cristalizado?

El fenómeno conocido como cristalización en las ruedas de los vehículos, no es otra cosa que una consecuencia directa de la pérdida de las propiedades químicas que poseen los materiales con los que se fabrican los neumáticos.

Las ruedas nuevas son flexibles, pero con el paso del tiempo – y otras condiciones-  van perdiendo su elasticidad inicial hasta cristalizar y quedarse completamente rígidas. Este es el efecto que se conoce con el nombre de ruedas cristalizadas. No son más que ruedas que han perdido su condición de elasticidad.

¿Cómo detectar que un neumático sufre de cristalización?

Una rueda cristalizada es igual en apariencia que una nueva, a simple vista no es un fenómeno que pueda detectarse. El neumático cristalizado no tiene porqué presentar desgastes, falta de dibujo o malformaciones.

El tacto es la clave para detectar o al menos, sospechar que tus gomas están cristalizadas o próximas a sufrir este grave problema. Intenta introducir un uña de tu dedo en el dibujo de los neumáticos. Pueden darse dos resultados a este test casero para detectar cristalización en las ruedas.

  • Sil la uña se hunde con facilidad en el dibujo de la rueda, es evidente que aún mantienen la flexibilidad prevista.
  • Si por el contrario, tienes muchas dificultades o directamente tu uña se dobla contra la rueda, es mejor que consultes con un profesional el cambio de gomas. La cristalización está presente en tus neumáticos y ya no son seguros.

¿Qué factores influyen en la cristalización?

Tanto el paso del tiempo como el uso desembocan en la cristalización de las ruedas de los vehículos. Es una de las razones por las que los neumáticos deben revisarse y cambiarse con cierta frecuencia y asiduidad según el uso y otros detalles recomendados en cada caso.

La cristalización no puede evitarse en su totalidad en los neumáticos actuales, pero si es posible prevenirse, retrasando su aparición en tus ruedas. Por otra parte, conocer los factores que aceleran la cristalización te permite prevenir o al menos, ser consciente de cuál es el grado de riesgo para este fenómeno en tu caso particular.

  • Altas temperaturas.

El calor moderado o extremo al que estén sometidas las ruedas influye en su composición. Altas temperaturas de manera continua e intensa, aceleran la pérdida de flexibilidad en las gomas. Los climas secos suelen precipitar la cristalización. El verano  por lo general desencadena también la cristalización latente.

  • Conducción agresiva

Las ruedas de los coches que se conducen de forma más agresiva sufren prematuramente cristalización y otros problemas como desgastes desiguales o pérdida de dibujo. Una conducción suave y adaptada a las condiciones del tráfico y del firme es siempre una buena idea para mantener más años las ruedas en perfecto estado.

  • Tipo de terrenos

No es lo mismo conducir siempre por carreteras y vías perfectamente asfaltadas que transitar a menudo por caminos más agrestes o no aptos. Aunque la circulación está permitida en caminos forestales, si así lo indican las señales de la vía, este tipo de terrenos hace sufrir también los neumáticos y  cuando se usan a menudo, adelantan la aparición de fenómenos como la cristalización.

¿Qué riesgos se corren con neumáticos cristalizados?

Las ruedas del coche son cruciales en la seguridad activa al volante en todos los casos. La cristalización hace que las gomas del coche no sean flexibles, lo que afecta gravemente en diferentes situaciones, multiplicando las posibilidades de sufrir un accidente.

  • Aumenta la distancia de frenado
  • Disminuye drásticamente la adherencia del vehículo al firme.
  • Crece la probabilidad de sufrir aquaplaning
  • Los pinchazos en ruedas rígidas son más habituales o probables, al menos.

La cristalización es un fenómeno, pero no el único que hace perder seguridad a tus ruedas.

Aunque las ruedas no tienen una fecha de caducidad concretas como norma general se recomienda que no se usen más de 10 años a contar desde su fecha de fabricación  y que se extreme la vigilancia a partir de los 5 años de rodaje.

Cambiar las ruedas del coche, exige un presupuesto económico considerable, pero los expertos recuerdan que es invertir en seguridad.  Si te preocupa el coste económico de las averías de tu coche, protege esta situación con una póliza de Seguro de Coche MAPFRE  y tendrás una preocupación menos al volante.