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Sin embargo, hasta que llegue ese momento, los motores eléctricos y los híbridos van aumentando sutilmente a pesar de las reticencias de algunos conductores. Una de ellas hace referencia a que el coche se pueda incendiar, algo que crea dudas entre los conductores sobre si se puede viajar con la misma seguridad que en un coche convencional.

Por norma general, el riesgo de incendio en un coche eléctrico es más bajo que en los automóviles de carburante. La gasolina es altamente inflamable, aunque con las mejoras introducidas en los vehículos en los últimos años, las posibilidades de originarse un fuego en el motor en caso de accidente se han reducido a cero prácticamente. En este sentido, los coches eléctricos son mucho más seguros, ya que el hecho de que las baterías ardan es poco probable.

Al igual que sucede en los coches de gasolina o diésel, los que funcionan con electricidad también están expuestos a sufrir accidentes. En los últimos tiempos, se han conocido algunos casos de vehículos ecológicos que han sufrido un incendio como consecuencia de un siniestro donde los bomberos se han tenido que enfrentar a una situación realmente compleja.

Apagar el fuego de un coche eléctrico es totalmente diferente a hacerlo en uno de gasolina o diésel. Esto se debe a que la estructura de la batería se puede dañar y producirse lo que se conoce como escape térmico que provoca un sobrecalentamiento y comienzan a arder todos los elementos que se encuentran alrededor, incluidas las celdas de iones que se pueden contar por miles.

Los paquetes de las baterías están perfectamente protegidos frente a posibles impactos, pero cuando se dan algunas condiciones particulares se produce lo que hemos comentado, sin necesidad de que exista una llama previa.

Por ello, aunque es poco probable que un coche eléctrico se incendie, si ocurre por diversas circunstancias, el servicio de bomberos necesita más tiempo y más agua para apagar el fuego en comparación con un vehículo convencional. Además, en algunas ocasiones es necesaria la ayuda del personal especializado de la marca para desactivar la batería eléctrica. Es lo que sucedió precisamente en un incendio de un Tesla Model X que chocó de forma violenta contra una mediana en California.

En estos casos, el combustible se sustituye por baterías y, por lo tanto, los protocolos de actuación de los servicios de emergencias se deben actualizar. A partir de ahora, mantener la seguridad en un incendio es primordial teniendo en cuenta las altas tensiones que se llegan a alcanzar en los paquetes de baterías de un coche eléctrico. Junto a ello, hay que añadir el peligro que corren las víctimas al salir del vehículo, ya que se pueden electrocutar por la diferencia de potencial. Para evitarlo, los bomberos deben cortar antes el flujo eléctrico siguiendo las indicaciones del fabricante. De esta forma la energía eléctrica se aísla en las baterías y se puede realizar el rescate con un riesgo inferior.

Por último, hay que destacar que los incendios en un vehículo eléctrico son mucho más violentos que en uno de gasolina o diésel. En muchos casos, la solución de arrojar agua sobre las baterías de litio no puede hacer otra cosa que empeorar la situación.

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