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La evolución histórica, geográfica y social ha dado lugar a variaciones dependiendo del continente. No sólo la cultura es distinta, sino que las diferencias se hacen notar en muchos hábitos y costumbres de nuestra vida diaria.

En el mundo del automóvil, estas divergencias también se reflejan no solo en el diseño general, sino en muchos otros detalles: tamaño, énfasis en el consumo, suspensiones… Hoy analizamos lo que distingue a los coches fabricados en el continente europeo  y los que se hacen al otro lado del charco.

Principales diferencias entre los coches americanos y los europeos

  • El tamaño. A simple vista, el tamaño de sus coches es lo primero que suele llamarnos la atención. Por norma general, los coches americanos son más grandes y cuadrados que los europeos. Y es que para los americanos, el tamaño de su coche sí importa: limusinas, pick-ups, hummer… modelos que raramente vemos en Europa, donde se estilan diseños más redondos y pequeños, ideados para los desplazamientos por las grandes urbes. Como curiosidad, los parkings americanos también son más grandes.
  • Caja de cambios. La mayoría de los europeos nos desplazamos con coches de marcha manual. Una diferencia cada vez menos marcada, pero que ha supuesto durante mucho tiempo una clara diferencia con los modelos americanos. Lo que seguro es meramente testimonial, es el número de unidades con caja de cambios manual que podemos encontrar en Estados Unidos.
  • Motores. En América apenas se venden coches con mecánicas diésel, siendo los más comunes los motores V6 o V8 en contraposición a los cuatro cilindros típicos de Europa. Además, el precio históricamente económico del combustible ha hecho que los americanos presten bastante menos antención al consumo del que prestamos nosotros al adquirir un automóvil.
  • Materiales. Los coches americanos no gozan de la misma fama que los europeos, en lo que a calidades se refiere. Allí es costumbre desplazarse en vehículos aparentes pero no siempre todo lo bien terminados que debieran; lo contrario que ocurre en Europa, donde se demandan diseños y acabados duraderos.

Estas son algunas diferencias entre los coches americanos y europeos. La mayoría de éstas se reducen a un tema de necesidades y costumbres. Los estadounidenses tienden a adoptar sus coches como una forma de vida, mientras que los europeos ven su automóvil como un medio para desplazarse en las que predominan temas de confort, durabilidad y diseño. Cuando buscamos un coche lo hacemos para que dure un buen tiempo, sin embargo, en América la compra-venta de vehículos es un mercado más que arraigado en su estilo de vida.

Los emblemas del automóvil americano y europeo

    Eso se refleja también en los vehículos más clásicos y carismáticos que ha dado cada industria. Mientras que en nuestro continente son utilitarios como el Citröen 2CV, el Mini Morris o el Fiat 600 aquellos que han quedado en la memoria de más europeos, en Estados Unidos son grandes modelos de las marcas Cadillac o Chevrolet los que sirven de emblema del american way of life motorizado.

    Sin embargo, todo cambia, y desde hace unos años, Estados Unidos ha abierto sus brazos a coches que provienen de una tradición muy distinta: la asiática. Tras Ford, Toyota es la marca que consigue colar más modelos entre los 20 más vendidos, mientras que Nissan, Honda y hasta Hyundai han abierto brecha en el otrora hermético mercado norteamericano.

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