Tiempo de lectura: 2 minutos

Este Toyota Smart Insect pretendía revolucionar los desplazamientos del futuro, pero 4 años después vemos que no ha sido así. Con conexión permanente a Internet, estaba dotado de sistemas inteligentes capaces de reconocer a su propietario o planificar sus rutas habituales.

Un prototipo ecológico y social

Este prototipo estaba basado en el Toyota COMS que la marca ya vendía en el mercado asiático y que contaba con una gran aceptación como coche de trabajo en núcleos con una alta población.

Su nombre “Insect” respondía a las siglas “Information Network Social Electric City Transporter”, ya que este modelo estaba equipado con la tecnología más vanguardista de la industria en cuanto a sensores de movimiento, reconocimiento de voz y predicción de conducta.

La idea era que, en caso de que hubiera llegado a comercializarse, todos los Toyota Smart Insect estuvieran conectados a un centro de control inteligente donde se pudieran registrar los datos individualmente, como por ejemplo trayectos habituales e información de interés para el conductor con el objetivo de incrementar las posibilidades de movilidad y comunicación.
La inteligencia del Toyota Smart Insect estaba basada en una plataforma capaz de memorizar e interpretar comandos de voz, gestos o acciones habituales y traducirlas a una función concreta y determinada. El Smart Insect era capaz de realizar un reconocimiento facial para identificar al dueño y permitir su acceso. En caso de no corresponderse con el propietario, el coche acciona su blindaje “anti-intrusos”.

Este Toyota también permitía abrirse con un solo gesto de la mano e incluso recopilar los datos de emisoras de radio y trayectos habituales, junto con otras funciones, como ajustar el asiento para ofrecer una mayor comodidad. Su sistema de señalización personalizable también permitía activar las luces e interactuar con los otros usuarios de la vía de una forma 100% particular.

Aunque no lo creas, el Toyota Smart Insect también estaba cualificado para saludar a su propietario desde el panel de instrumentos vía mensajes de voz sintetizada o frases desplegadas en su pantalla de salpicadero. Del mismo modo, también era capaz de contestar a ciertas preguntas.

Aunque no se conocía su precio exacto, todas las cifras apuntaban hacia los 10.000 euros. ¿Qué te parece este prototipo del Toyota Smart Insect? ¿Te imaginas cómo sería conducir este monoplaza eléctrico, inteligente y “social”? Tanto si conduces un vehículo conectado como otro eléctrico o de cualquier tipo, no dudes en hacerlo siempre con tu Seguro de Coche MAPFRE que incluye las coberturas más completas que llevas tanto tiempo buscando.

 

CALCULA TU PRECIO