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Los neumáticos de tu vehículo son los que se encuentran en permanente contacto con la carretera. Por ello es de vital importancia que cuides todo lo que tenga que ver con tus ruedas, ya sea la presión, el estado de los neumáticos y de las partes que la conforman. Debido al aparcamiento y a los baches, las llantas pueden desarrollar desperfectos en su superficie. Llegados a este punto tienes dos opciones: instalar unas nuevas o aprender cómo reparar las llantas de tu coche.

Si has decidido cambiarlas deberás acudir a una tienda de recambios para comprar el modelo que te guste y que se adecúe a tu vehículo. A continuación, tan solo deberás montarlas, pero siempre es recomendable que acudas a un profesional para que realice este tipo de trabajos, pero si eres habilidoso podrás realizarlo tú mismo sin mucho esfuerzo.

Pasos para reparar las llantas del coche

Para reparar una llanta, deberás contar, en primer lugar, con herramienta adecuada y un espacio que te permita trabajar correctamente sin limitaciones.

Limpieza de las llantas

A la hora de reparar tus llantas el primer paso que debes seguir es limpiarlas, para ello puedes utilizar los productos específicos para este fin que encontrarás en las tiendas de recambios. Por lo general, este tipo de productos tienen cierto poder corrosivo por lo que deberás utilizarlos con precaución  y tomando las medidas de seguridad necesarias para ello. A la hora de aplicarlo sigue las instrucciones del fabricante para utilizar la cantidad adecuada y no producir ningún tipo de daño en la llanta. El precio de estos limpiadores ronda de los 15 a los 40 euros.

El paso anterior te será útil si en tus pastillas de freno no hay mucha presencia de polvo, nos referimos a gran cantidad, ya que es normal que siempre se acumule algo en esta zona. En ese caso deberás hacerte con un descontaminante férrico. Estos productos están pensados para eliminar toda la contaminación férrica haciendo que se disuelva, tras la aplicación del producto deberás dejarlo actuar durante el tiempo que te indique el fabricante y aclarar con agua abundante.

Quitar las llantas

Si las llantas no tienen golpes ni están dañadas, con limpiarlas será suficiente. Si observas algún desperfecto en ellas deberás continuar con la reparación. Si para limpiarla has decidido hacerlo con la rueda montada, en este momento deberás desmontarla. A partir de ahora deberás trabajar con la llanta y lo más importante es que estés cómodo para hacerlo. Una vez separada del vehículo prepara una mesa que sea firme y coloca sobre ella la rueda con la que vas a trabajar.

Necesitarás un gato para elevar el vehículo y poder desarmar las ruedas además de las llaves necesarias para poder desmontarlas del eje. Puedes tardar unos minutos, pero es una tarea sencilla. Lo primero que debes hacer, una vez elevada es quitar el tapacubos para poder desenroscar los tornillos y retirarla.

Inspección ocular y lijado

Realiza una inspección ocular de la superficie para localizar en qué lugar se encuentran los arañazos y aquellas zonas en las que existe algún desperfecto. Si los daños que visualizas se encuentran en el exterior del disco puedes solucionarlo fácilmente utilizando una lijadora orbital. Si no dispones de una podrás realizar el trabajo a mano pero de una manera más ardua. Para quitar la mayor parte de los golpes, usa una lija fuerte para que la superficie quede uniforme. A continuación pasa a utilizar una lija más suave para mejorar el acabado y pulir la zona. Para eliminar cualquier rastro de grasa y eliminar todas las partículas que se hayan podido generar durante el proceso de lijado aplica un disolvente universal sobre la superficie tratada.

Proteger y rellenar

Como vas a tener que tratar las llantas y pintarlas si fuese necesario deberás proteger el neumático. Para la protección necesitas cinta de carrocero, colócala protegiendo la parte del neumático que está en contacto con la llanta. Ahora deberás comenzar a reparar las zonas que has lijado y en las que has perdido una parte de la misma por los golpes y las abolladuras.

Ahora deberás rellenarlas y darles formas para que se vean correctamente. Para ello, es necesario que te hagas con una masilla de poliéster de relleno, puedes encontrarla en las tiendas de recambios. Necesitarás además un catalizador para lograr uniformidad en la aplicación del producto y finalizar el trabajo.

Una vez aplicado el producto deberás dejarlo secar durante unos minutos, siempre teniendo en cuenta los tiempos que verás reflejados en las instrucciones de uso. A continuación y transcurrido este tiempo es necesario que lijes de nuevo, en este caso deberás utilizar una lija 400 y hacerlo en seco.

Imprimación y pintura

Cuando hayas logrado que la superficie esté uniforme llega el momento de preparar la superficie para su pintado. Lo primero que tienes que hacer es aplicar una imprimación en spray que ayude a que la pintura se adhiera correctamente al metal. La distribución del producto debe ser homogénea para poder aplicar la pintura a continuación.

Toca pintar.  El color que hayas elegido puede ser el mismo de la llanta original o aquel que hayas decidido para ello, ya que quizá quieras cambiar un poco el estilo de tu coche. Para pintar es recomendable utilizar un spray o una pistola ya que el proceso es más rápido y se evitan acumulaciones de polvo. Deberás repetir la operación en dos pasadas para que la pintura se quede correctamente fijada. Cuando hayas acabado con la pintura, déjala secar durante el tiempo indicado.

Limpieza final

Una vez seca, limpia la superficie con un paño limpio para quitar cualquier resto y sobre todo para eliminar rastros de polvo. Para aportar mayor brillo a la pintura aplica una capa de protección a la pintura. Existen multitud de productos que te ayudarán a dar el acabado que necesitas además de protección adicional para la pintura y la llanta.

Si quieres, y con la rueda desmontada puedes aprovechar para limpiar los frenos y los amortiguadores. Para ello solo será necesario pasar por ellas un trapo con un poco de disolvente. Por último solo te queda montar la rueda de nuevo y disfrutar del resultado obtenido.

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