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No todos los seguros para coche son iguales. En el momento de contratar un seguro de coche, una de las principales cosas en las que debemos fijarnos son las coberturas que incluye la póliza del seguro.

Para aclarar conceptos, partimos definiendo qué es la póliza del seguro: un documento que determina las coberturas que tendrá nuestro vehículo y nuestra persona en caso de sufrir un accidente o verse involucrado en uno. Así, la póliza establece los derechos que tenemos por contratar esa determinada opción, contempla las indemnizaciones y especifica la información del vehículo asegurado pero también de las personas aseguradas.

Según qué compañía, existen distintos nombres para los distintos seguros de coche e incluyen cosas distintas, pero de modo genérico, existen cuatro tipos de seguro: a terceros, seguro a terceros ampliado, a seguro a todo riesgo y seguro a todo riesgo con franquicia.

Seguro a Terceros: el mínimo imprescindible

Está destinado a cubrir los daños que ocasionemos a otros conductores en un siniestro siendo nosotros los causantes del accidente. Viene cubierto por el seguro de Responsabilidad Civil Obligatorio (imprescindible en todas las pólizas) y suele ser completado con el seguro de Responsabilidad Civil Voluntaria, con la defensa jurídica del asegurado en caso que fuera necesario y un “Seguro del Conductor” para los daños que podamos sufrir como conductores.

Seguro a Terceros Ampliado: lo básico, también para nosotros

También llamado “seguro a terceros combinado”, incluye las mismas coberturas que el seguro a terceros y las complementa cubriendo también los daños producidos en las lunas del vehículo, el robo del coche y los daños ocasionados por un incendio del vehículo. En las pólizas más completas también podemos encontrar coberturas de asistencia al conductor, reclamación por daños producidos por acontecimientos extraordinarios o asistencia en viaje.

Seguro a Todo Riesgo: el rey de las coberturas

Este tipo de seguro incluye los daños citados en las dos pólizas anteriores e incluye los “Daños Propios”, que son los daños producidos en nuestro propio vehículo y de los que hayamos podido ser los culpables. Puede cubrir daños menores en el coche como ralladuras o golpes de chapa, hasta el supuesto más grave o siniestro total del vehículo. También, en función de la aseguradora, podemos tener protecciones más completas todavía con prestaciones que van desde el subsidio por la privación del permiso de conducir, defensa en multas de tráfico o responsabilidad civil por remolques y caravanas. También en determinados casos el acceso a coches de sustitución.

Seguro a Todo Riesgo con Franquicia: todo cubierto por menos dinero, pagando una pequeña parte

Semejante al anterior, pero con la diferencia en el método de pago. La franquicia, es el importe que paga el asegurado en caso de siniestro del que sea culpable, hasta la cantidad establecida como franquicia. El resto del pago, correrá a cargo de la aseguradora. Eso suele hacer que el precio anual de la póliza sea también más bajo que el de un seguro a todo riesgo.

Recuerda que cada compañía establece sus pólizas según sus criterios y coberturas, por lo que no siempre vamos a encontrar las mismas condiciones para cada tipo de póliza. Si quieres contar con las más completas protecciones al volante, flexibles y adaptadas a tus necesidades, sin duda, los Seguros de Coche MAPFRE son para ti.