En 2026 entrará en vigor una normativa que cambiará el sistema de etiquetas de la DGT. La reforma transformará la clasificación medioambiental de los vehículos en España, afectando a conductores, fabricantes y al mercado automovilístico.
Contexto de la reforma en el etiquetado
Desde 2016, las etiquetas medioambientales distinguen los vehículos según su nivel de emisiones. Con el auge de eléctricos e híbridos, el modelo actual ha quedado obsoleto y requiere una actualización más precisa.
La DGT apuesta ahora por un sistema más justo, que incentive la movilidad sostenible y refleje mejor los avances técnicos de la industria.
Cambios esenciales en las nuevas etiquetas DGT 2026
Los principales ajustes serán:
- Mayor diferenciación entre híbridos, con subcategorías que valoran la autonomía eléctrica real.
- Etiqueta Cero solo para eléctricos e hidrógeno, quedando fuera los híbridos enchufables.
- Revisión de las etiquetas C y B, considerando la norma Euro exacta y no solo el año de matriculación.
- Nuevas categorías intermedias, para vehículos recientes con bajas emisiones pero no totalmente eléctricos.
El objetivo es premiar la eficiencia real y limitar privilegios a modelos menos sostenibles.
Consecuencias para conductores y fabricantes
La reforma tendrá un impacto directo en la movilidad y en el mercado:
- Acceso a zonas de bajas emisiones, con restricciones más específicas.
- Beneficios fiscales y de aparcamiento, vinculados al nuevo distintivo.
- Valor de mercado de los vehículos, que variará según la etiqueta obtenida.
- Fabricantes y concesionarios, que deberán adaptar su oferta y comunicación.
Los conductores tendrán que revisar qué etiqueta tendrá su coche a partir de 2026 y cómo afectará a su uso diario.

Fuente: revista Motor Mundial
Retos y oportunidades del nuevo sistema
Este cambio implicará esfuerzo en adaptación tecnológica y administrativa, pero también abre la puerta a impulsar la renovación del parque automovilístico y reducir la contaminación en las ciudades.
Aunque pueda generar confusión inicial, la reforma busca dar transparencia y alinearse con los compromisos de sostenibilidad.
¿Cuál es la perspectiva hacia el futuro?
El nuevo sistema no será definitivo. La llegada de combustibles sintéticos, mejoras en baterías o el hidrógeno traerán nuevos ajustes en el etiquetado.
La meta a largo plazo es clara: avanzar hacia una movilidad de cero emisiones, con distintivos que reflejen de forma justa el impacto ambiental de cada vehículo.
La nueva normativa de etiquetas DGT de 2026 supone un paso clave en la transición energética. A partir de entonces, la etiqueta influirá en la circulación diaria, los beneficios fiscales y el valor del coche.
Conocer estos cambios permitirá a los conductores anticiparse y tomar decisiones informadas al renovar o adquirir un vehículo.
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