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Un amortiguador en mal estado trae riesgos y nunca es buena idea exponerse con la seguridad en un vehículo. La función de la amortiguación no es solo cuestión de comodidad y por ejemplo, al frenar puedes estar corriendo riesgos innecesarios.

Principales riesgos de llevar un amortiguador en malas condiciones

Los amortiguadores son pieza clave en el sistema de suspensión de tu coche. Si no quieres correr riesgos, lo mejor es revisarlos, mantenerlos y cambiarlos cuando sea necesario. Descubre algunas consecuencias de seguir circulando con amortiguadores en mal estado.

  • Es más fácil que te salgas de la carretera. El sistema de suspensión trabaja para absorber las irregularidades de la carretera, evitando que las ruedas pierdan contacto con el suelo. Si circulas con amortiguadores viejos, esta función será más complicada y se eleva la posibilidad de que tus ruedas dejen de estar en contacto con el suelo y como consecuencia,  pierdas más fácilmente el control del coche.
  • Estás forzando y estropeando otras partes del motor. Los amortiguadores en mal estado desestabilizan la suspensión y hacen que el engranaje del motor tenga que trabajar más y en peores condiciones, lo que significa que todo el conjunto va a sufrir situaciones de estrés mecánico, acelerando su desgastes e incluso, pudiendo llegar romper otras piezas de forma prematura. Los frenos por ejemplo se usan más y peor con amortiguadores en mal estado.
  • Desgaste elevado de las ruedas. Los neumáticos  están entre los grandes perjudicados, cuando hay problemas en la amortiguación. Es frecuente que las ruedas sufran desgastes excesivos, desiguales y sumamente peligrosos para la circulación.
  • Seguridad mermada. La distancia de frenado aumenta con amortiguadores viejos, la dirección pierde precisión, fenómenos como el aquaplaning son mucho más frecuentes. Si estás dispuesto a apurar el cambio de amortiguadores, ten en cuenta que estás incrementando la inseguridad a los mandos de tu vehículo.
  • Más consumo. Cuando una pieza clave como los amortiguadores no están en plenas facultades, puedes contar con un aumento en el consumo de tu coche. Puede que no lo notes en poco tiempo o si haces muy pocos kilómetros diarios a tu coche, pero está comprobado que el gasto de combustible crece.
  • Menos confort. En el interior de un coche con una amortiguación obsoleta no se viaja cómodamente. Hay muchos más ruidos, se notan mucho más las irregularidades del terreno, así como las maniobras de conducción.

Por supuesto, si circulas habitualmente por carreteras en mal estado o fuera de vías previstas para la circulación. Ante cualquier imprevisto es importante que te asegures la protección con un Seguro de Coche MAPFRE, ya que estas vías pueden causar más accidentes que aquellas que se encuentran en condiciones óptimas.  Si no te queda más remedio que circular por ellas, unos amortiguadores viejos no serán la mejor compañía.

Síntomas e indicios de que llevas amortiguadores viejos

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Si no eres muy puntual en tus revisiones de coche o no sueles practicar un mantenimiento activo de tu vehículo para evitar averías, se te puede pasar el cambio de amortiguadores y estás corriendo riesgos innecesarios.

Con un poco de observación, puedes deducir que efectivamente el sistema de suspensión necesita de alguna sustitución o cambio.

  • Ruidos anormales en curvas. Escuchar tu coche es la mejor forma de detectar averías. En el caso de los amortiguadores es especialmente revelador el ruido diferente al tomar las curvas o cuando pasas algún bache o desperfecto de la vía.
  • Desgaste anómalo de las ruedas. Si descubres un desgaste no esperado en tus ruedas y especialmente si has detectado, una abrasión no homogénea que solo afecta a unas ruedas y no a todas, incluso a parte de la goma, es muy probable que sean los amortiguadores la causa. Sufrir un pinchazo, no siempre, pero en ocasiones puede denotar problema en el sistema de suspensión.
  • Desnivel del chasis. Cuando a simple vista, desde fuera y en un terreno llano aprecias que tu coche aparece claramente desnivelado, de uno o varios de sus lados, no hay duda de que los amortiguadores no están bien. Puede que se sumen otros problemas o averías, puesto que cuando el desnivel del coche es apreciable, la situación es de suma urgencia.
  • Efecto rebote. La suspensión de todos los vehículos no es igual. Depende de las características de cada uno e incluso, del reglaje que se prefiera o que ajuste tu mecánico. Hay conductores que prefieren disfrutar de una suspensión más dura y otros apuestan por la máxima relajación. Con independencia de esta particularidad, si notas efecto rebote cuando circulas con tu coche y especialmente, si tú mismo desde fuera lo empujas hacia abajo y el coche no se recupera o lo hace con dificultad, los problemas de amortiguación son un hecho.
  • Nunca los has cambiado y tu coche no es nuevo. Hay conductores que no notan cambios en su coche, bien porque son poco observadores o porque simplemente no se fijan o conducen de forma muy esporádica. Aun así, los mecánicos recuerdan que los amortiguadores tienen una vida útil real y es mejor no esperar a que las consecuencias de no cambiarlos a tiempo se presenten en forma de accidente de tráfico. Se calcula que la vida media de esta pieza ronda los 60.000 kilómetros y en todo caso, es importante revisarlos cada 20.000 kilómetros y plantearse la sustitución, aunque aún no se noten efectos negativos.