La mayoría de las ocasiones, ante una pérdida patente de potencia de un coche, en el panel de instrumentación aparece una luz (amarilla o roja) que indica el origen del problema.

Hay otras veces que se produce una pérdida de potencia al acelerar, aunque esto no se debe entender siempre como una avería del motor.

Lo más probable al notar que el coche no aporta la fuerza habitual es que se trate de algún tipo de avería, pero no siempre. Hay ocasiones en las que no se trate de un problema mecánico y que está vinculado a otro tipo de razones más conectadas con la gestión de la conducción.

Averías clásicas que provocan pérdidas de potencia

Los coches actuales normalmente cuentan con un testigo en el panel de instrumentos que se enciende al verificar que se produce una pérdida de potencia del coche, dando ya una pista clara de lo que puede estar ocurriendo en el motor, si bien hasta no conectar una máquina de diagnosis en taller en el puerto OBD no es fácil identificar el motivo concreto y real de la posible avería.

En la mayoría de los casos las averías o fallos están relacionados con:

Los inyectores: Al no realizar correctamente su trabajo que es inyectar dentro de un determinado rango la cantidad de combustible óptima para producir la mezcla con oxígeno y producir la explosión de movimiento de los pistones del motor, se producen tirones y normalmente una pérdida neta de potencia.

• Es posible también que, al estar desgastado el embrague, este pueda patinar con la correspondiente pérdida de fuerza transmitida desde el motor a las ruedas del coche.

Fallos en el caudalímetro o en algún sensor de los que miden la gestión del combustible.

Fallos en el turbo.

Fallos en la centralita del coche, no gestionando adecuadamente las mezclas de explosión.

Los sensores no aportan información correcta a la centralita: puede suceder que algún sensor no esté funcionando, lo que produce una sensación electrónica de avería que pone en marcha de forma automática el modo de “emergencia”, encendiendo el testigo de motor, el del reóstato, el del EPC (gasolina), etc, y normalmente no dejando que se superen los 80 km/h.

Suciedad en el filtro del aire o el filtro de combustible: notándose una neta pérdida de potencia ya que el motor no es capaz de succionar adecuadamente el aire del exterior o bien de la gasolina, procurando una mezcla no adecuada.

Pérdidas de potencia sin que se presente ninguna avería

Podría darse por alguna de las siguientes causas:

Demasiada carga: al viajar con todas las plazas ocupadas y con el maletero lleno, el comportamiento del coche suele ser más torpe y lento, produciendo una falsa sensación de falta de potencia.

El freno de mano no desenclavado totalmente. Al vehículo le cuesta mucho más moverse haciendo sufrir al sistema de frenado con un excesivo desgaste y posibles roturas. Menos mal que la mayoría de los coches actuales cuentan con un freno de mano electrónico que se desconecta automáticamente al iniciar la marcha.

Fuente: revista Motor Mundial

El aire acondicionado detrae algo de potencia al motor: ya que al encenderlo el compresor utiliza algunos caballos y en los coches de menor potencia se puede notar esta pérdida de empuje.

La altitud también puede afectar al rendimiento del motor: al disminuir la presión atmosférica al motor le cuesta más el aprovechamiento del oxígeno y esto se puede reflejar en la potencia del motor.

No se está utilizando la marcha correcta: la potencia y el par del coche se obtienen con un número de revoluciones por minuto determinado. De hecho los vehículos gasolina rinden su máxima potencia a un régimen más alto que los diésel. Se debe manejar correctamente la relación de marchas en cada momento y situación para obtener la potencia necesaria del motor.

Mantener el vehículo en perfectas condiciones es fundamental para la seguridad. Además, para viajar tranquilo, nada mejor que contar con las ventajas que te ofrece el Seguro de Coche MAPFRE.

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