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Cambiar los amortiguadores del coche es un paso muy importante para que el vehículo mantenga su estabilidad y para que la conducción sea más fluida. Es fundamental saber cuándo es necesario realizar este proceso y si es cierto que se deben cambiar a pares. Te contamos todo lo necesario.

En condiciones óptimas, los amortiguadores de un coche están diseñados para durar entre 75.000 y 100.000 Kilómetros.  Una vez que se ha superado esta distancia es necesario realizar una revisión que compruebe en qué estado se encuentran.

Para comprobar si un amortiguador sigue manteniendo su vigor se debe de realizar en primer lugar un análisis visual en el que se descarten fugas de aceite. En el caso de que haya líquido desprendido, el recambio debe de ser inminente. Sin embargo pasar esta prueba no significa que este perfecto, y es necesario practicar otros diagnósticos como el control de las vibraciones donde se medirá su eficacia. Si se refleja que este dato es inferior al 55% el cambio debería de realizarse de manera inmediata.

El estilo de conducción y las vías por las que se circula influyen en la vida de los amortiguadores y en la necesidad de ser cambiados. Conducir por terrenos pedregosos de manera agresiva a una gran velocidad hará que la vida útil de esta pieza sea inferior.

Cambiar los amortiguadores delanteros y traseros si se encuentran en mal estado es muy importante porque este elemento puede afectar a otras piezas de la suspensión como los resortes, los cuales pueden sufrir un desgaste elevado y hacer necesario un cambio total del mecanismo. Una vez más, ser previsores nos permitirá ahorrar dinero y evitar sustos innecesarios.

El mayor inconveniente que encontramos a la pregunta sobre cuándo hay que cambiar los amortiguadores del coche es que no disponemos de un dispositivo, ni indicador que nos permita seguir unos tiempos exactos. Los fabricantes recomiendan, como con el resto de elementos de nuestro vehículo, llevar a cabo revisiones periódicas. ¿Lo ideal? Cada 20-30.000 kilómetros, aunque para llevar a cabo el cambio lo habitual es hacerlo a partir de los 65.000 km, sin llegar más allá de los 90.000. Entre las recomendaciones para hacerlo, está la de hacerlo por ejes, es decir de dos en dos.

Pistas que invitan a un cambio de la amortiguación

Pese a que no existe una fecha exacta en la que debamos cambiar los amortiguadores, existen una serie de señales que nos darán la pista de que debemos llevar a cabo el cambio. Te mostramos las más destacadas:

  • Si notamos una vibración en el volante, podría ser síntoma del desgaste de los amortiguadores.
  • En las curvas, si notamos cómo perdemos el control, o que al frenar no responde como debiera, apúntalo, puesto que es posible que necesites realizar el cambio.
  • Un exceso de consumo de combustible puede ser señal inequívoca de que los amortiguadores de tu vehículo ya han cumplido su ciclo y es necesario cambiarlos.

En definitiva, cambiar los amortiguadores es una acción necesaria para que el vehículo mantenga su equilibrio. El recambio debe de hacerse de manera paralela por ejes para evitar accidentes y riesgos innecesarios. El Seguro de Coche MAPFRE tiene en cuenta estas premisas para ofrecer siempre la mejor solución posible al conductor.

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¿Es necesario cambiar los amortiguadores de manera conjunta?

Existe un gran debate sobre si realmente se deben cambiar los amortiguadores delanteros y traseros de manera par. Una corriente aboga a que si solamente falla una unidad solamente es necesario reponer únicamente ese elemento, mientras que la gran mayoría de expertos coincide en que aunque solamente un amortiguador deba de ser cambiado, también hay que realizar la misma operación con su contrario.

Mantener la simetría en la configuración del vehículo es muy importante pues de esta manera se consigue que haya equilibrio y que la respuesta ante los obstáculos sea similar. Además se produce un desgaste uniforme que logra que no haya un punto débil propenso a romperse. En caso de realizar solamente un cambio de amortiguador, el nuevo dañara al viejo debido a que está en mejores condiciones y que hará que el otro lado tenga que hacer un mayor esfuerzo y termine partido.

Según el Gabinete de Estudios para la Seguridad del Automóviles (Gesafa), cambiar únicamente un amortiguador descompensa la firmeza del automóvil. Esto supone que el control de vehículo a la hora de tomar curvas se resienta, así como la distancia de frenado, la cual se verá aumentada. A medida que avanza el uso se produce una mayor inestabilidad y un mayor riesgo de que pueda suceder un siniestro.

Por lo tanto, cambiar los amortiguadores delanteros de manera conjunta puede parecer duplicar el gasto al inicio, pero ayudará a evitar futuras visitas al taller y, más importante, a minimizar el riesgo de sufrir un accidente.