El control de estabilidad en un vehículo que actúa sobre las ruedas, frenando la que corresponda, para evitar que el coche no siga la trayectoria marcada por el conductor en el volante. El sistema de seguridad depende de diferentes sensores para recibir la información pertinente que le hace entrar en acción cuando es necesario.

¿Todos los coches tienen control de estabilidad?

En la Unión Europea hasta noviembre de 2014, el sistema de control de estabilidad no fue obligatorio para todos los vehículos de las categorías N1, N2, N3 y M1, M2, M3: turismos, vehículos industriales ligeros, autobuses y vehículos industriales medianos y pesados.

Ten en cuenta que, aunque Electronic stability control (ESC) es el término genérico reconocido por la Sociedad de Automoción y otras autoridades, cada fabricante puede poner un nombre diferente a otro sistema. Por ejemplo, en Toyota se llaman VSC -Vehicle Stability Control- o en BMW, DSC -Dynamic Stability Control-. Con independencia del nombre el sistema es el mismo y funciona de forma muy similar.

Todos los coches fabricados dentro de la Unión Europea después de noviembre de 2014 incorporan este sistema de seguridad activa y algunos anteriores también, puesto que la normativa europea se dio a conocer en 2009 y muchos fabricantes se adelantaron e incluían el sistema para ofrecer la máxima seguridad en sus coches.

¿Qué utilidad tiene el ESP?

El sistema de control de estabilidad es el segundo dispositivo más recomendado y el más aconsejado para salvar vidas en carretera, solo por detrás de los cinturones de seguridad. Euroncap y muchas más asociaciones y entidades de seguridad relacionadas con el mundo del motor aconsejan la compra de vehículos con ESP.

Se calcula que el sistema de control de estabilidad ayuda a reducir el índice de mortalidad en carretera en más del 20%. Los accidentes por salida de la carretera disminuyen sensiblemente en el caso de conducirse coches con este sistema hasta un 80% según numerosos y reputados informes.

La principal misión del ESP es mejorar la adherencia a la carretera evitando que el conductor marque una trayectoria y, por diversos motivos -como agua, nieve o firme en mal estado-, el coche describa una trayectoria diferente y potencialmente peligrosa. Gracias a este servicio se gana en seguridad en situaciones de baja adherencia.

¿Qué sensores usa el ESP?

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La estabilidad es un valor que controla el sistema a través de una serie de sensores que vigilan la velocidad de cada una de las ruedas del coche: cuando todas giran igualmente todo está bien, pero cuando los sensores detectan velocidades dispares en una o varias ruedas se interpreta que el coche está sufriendo un desplazamiento y hay que actuar.

El ESP no solo sabe interpretar cuál es la rueda discordante, sino que indica qué tipo de problema hay y dónde debe actuar el control de estabilidad para recuperar la trayectoria prevista por el conductor. El sistema es capaz de actuar no como el freno sobre todas las ruedas, sino solo sobre la que es necesario para corregir la desviación de la trayectoria.

Una unidad de control central, un ordenador de a bordo, se encarga de recibir y comparar los datos que se reciben del conjunto de sensores. Mientras que todo coincida no hay que actuar, pero el análisis es continuo y automático como la respuesta del sistema cuando es necesaria.

Sensores de ángulo del volante

Son los encargados de saber cuál es la trayectoria que está dando o pretende seguir el conductor que la transmite a través del volante, los sensores de esta zona recogen esta actividad en todo momento, la trayectoria y también la velocidad.

Sensores de giro de rueda

Este tipo de sensores en las ruedas son los mismos que usa el sistema ABS del frenado del coche. Se encargan de controlar cuál es el giro que están tomando las ruedas para comprarlos con los del volante y mantener la estabilidad deseada para una conducción segura.

Sensor de posición del acelerador

El motor también está involucrado en el sistema ESP ya que es necesario corregir también la potencia, cortarla de forma instantánea y por segundos en muchos casos, este sensor se encarga de detectar cuál es la aceleración.

Sensores de aceleración lateral

Estos dispositivos ratifican si el coche está tomando la trayectoria que indican los sensores del volante o, por el contrario, si algo está fallando.  Un ejemplo: si el sensor del volante marca giro a la derecha, pero el de aceleración lateral no registra actividad, es que hay un problema y el ESP debe actuar.

Giroscopo

Este sensor le indica a la unidad de control que el vehículo está intentando girar sobre su propio eje, alerta del efecto peonza.

¿Cuándo hay que desconectar el ESP?

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Los sistemas ESP son activos para tu seguridad y todos los que viajan contigo, igual que las asistencias de tu Seguro de Coche, que te ofrecen protección y confianza al volante en todas las situaciones. Todos los fabricantes destacan que este tipo de sensores son más rápidos e infalibles que el propio conductor ante situaciones de riesgo y proporcionan una respuesta inmediata, cuando a veces ni siquiera el piloto es consciente de la falta de estabilidad que está sufriendo. El testigo de ESP es el encargado de alertar al conductor de que el sistema ha entrado en acción.

En muy pocas situaciones los expertos recomiendan desactivar el ESP a los conductores, pero es importante que verifiques este punto en el manual de uso y recomendaciones de tu coche. Además, podrás saber en qué lugar puedes desactivar este control.

La circulación sobre nieve con cadenas o hielo, siempre que se detecte un funcionamiento erróneo y más costoso, es uno de los pocos escenarios en los que está aconsejado, por lo general, desactivar el sistema de control de estabilidad.

Aunque el sistema ESP es un sistema activo de seguridad, los expertos en seguridad vial recuerdan que no es infalible y que para que cumpla con su misión de la mejor manera es necesario que el resto de sistemas y partes del coche involucradas -ruedas, sistemas de frenado y motor- estén en las mejores condiciones.