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La primera generación de las Brough Superior SS100 se construyó entre 1919 y 1940. Inmediatamente se forjaron un gran prestigio por su calidad, innovación, comportamiento, velocidad y belleza. Eran las motos más rápidas y caras del mundo, y sus acabados les granjearon el apodo del “Rolls-Royce de las motocicletas”, eslogan que usaron en sus campañas publicitarias, ya que ni Rolls ni Royce se opusieron.

El fundador de la marca, George Brough, era un genio de las relaciones públicas y el marketing: consiguió que sus motos ganasen competiciones, tenía un marcado estilo personal extravagante y lujoso, y muchos famosos optaban por ellas como transporte preferido. Posiblemente el caso más conocido fue el de T.E. Lawrence, el aventurero inglés que se convertiría en Lawrence de Arabia, que acabaría su vida en 1935 intentando esquivar a unos ciclistas mientras conducía su Superior SS100.

Hoy, es difícil que una marca de motos aúne esos tres factores: la “más rápida del mercado” es algo casi irrelevante; “la más cara” es cuestión de agregar ceros a la factura; y las preferencias de los famosos son un terreno delicado, cuando abundan los escándalos personales…

En el mundo de las motos, pocas decisiones generan tanto revuelo como el intento de resucitar una marca. Mientras pueden salir nuevas motos al mercado con un diseño poco atractivo o prestaciones que dejan que desear sin que los moteros protesten (demasiado), cuando surge una nueva marca de las cenizas, casi todos se oponen a ello, por más que la nueva marca intente homenajear al pasado.

Brough Superior SS100, resucitando una marca

Pero es esto precisamente lo que intenta Mark Upham: mantener el fuego de la pasión por la estética, la innovación y la calidad por el que eran conocidas las antiguas Brough ardiendo. Muchos de los elementos del diseño original de las motos de los años veinte se han mantenido, pero se han esforzado por llevar las motos al siglo XXI.

El corazón de la Brough Superior es, por supuesto, un V-Twin. Su diseño ha corrido a cargo directamente de la marca Boxer Design en Toulouse, Francia. Sus dos pistones están inclinados a 88 grados, encontrando un equilibrio casi perfecto entre los motores de Ducati y Moto Guzzi. El motor llega a 997 centímetros cúbicos y produce 120 caballos. No es tan potente como las superdeportivas modernas, pero ese no es su objetivo.

Su objetivo es hacer un guiño a las Brough de antaño, y la elección de este motor no es casualidad: una de las últimas motos que la marca produjo antes de cerrar en 1940. Un modelo experimental que usaba un motor Matchless con un diseño con una V tan amplia como la del  modelo actual.

El chasis es a su vez innovador y caro. Una mezcla de titanio, aluminio y magnesio le da la resistencia y ligereza que buscaban sus ingenieros. La horquilla delantera cuenta con un doble brazo oscilante tipo Fior, una solución heredada del mundo de la aviación que aumenta su eficiencia y precio a partes iguales. Derivados también de la aviación son sus frenos, unidades Behringer cuyo poco diámetro no se correlaciona con la alta potencia de los que son capaces de producir.

La nueva Brough Superior SS100 es posiblemente la moto de 1.000 cc que más ligera se vea. La gran cantidad de aire alrededor del motor y debajo del colín ayudan a esta percepción, pero sus 180 kilos sin duda son de los más ligeros para su categoría. Esta relación peso-potencia no es la 1:1 que ofrecen muchas de las motos más rápidas del mercado, pero sigue siendo excelente.

Así, la Superior se siente como una potente máquina para la calle. Incluso por encima de los 160 km/h se le nota con potencia disponible para dar más, y a su vez controlable, plantada y estable. El nivel de potencia no es descabellado, pero sí que es lo suficientemente divertido para que todos los que la han probado consideren hacerse una de ellas.

Pero esto no es sencillo: la Brough Superior SS100 más barata comienza a venderse en unos 50.000 euros, un precio que representa un 10% del precio de una de las antiguas. Una ganga, prácticamente. En realidad, casi cualquier moto moderna es asequible, comparada a las antiguas Brough. Curiosamente, las dos motos más caras que se han subastado en la historia han sido dos Brough clásicas: una por 370.000 euros y otra por 400.000.

Brough Superior SS100, una moto café racer

La moda de las motos café racer, que buscan prestaciones modernas con un diseño clásico, es lo que ha llevado a Mark Upham a desarrollar la nueva Superior. El mercado está plagado por constructores custom que quieren hacerse una moto a su medida, pero las marcas también están ofreciendo productos para aquellos que no tienen la habilidad de construirlas ellos mismos.

Un buen ejemplo es la nueva gama clásica de Triumph, aunque Yamaha y Honda también están ofreciendo modelos para agradar a este segmento del mercado. Algunas marcas que no estaban pasando por su mejor momento, como Moto Guzzi, han recibido un soplo de aire fresco gracias a esta nueva moda.

Con un precio de 50.000 euros, la Brough Superior SS100 de 2017 es una moto que permanecerá exclusiva para todos sus clientes. Sin duda, desde la nueva casa han querido mantener intacta la frase de que son “el Rolls-Royce de las motocicletas”. Que han logrado hacerle justicia al estatus legendario de la antigua marca está de sobra demostrado, ahora solo queda ver si habrá suficientes ricos apasionados de las motos clásicas para garantizar su supervivencia.

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