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Alemania esconde un gran tesoro, su Selva Negra, un lugar salpicado de naturaleza con espectaculares cascadas, árboles centenarios y maravillosos pueblos cargados de un encanto inigualable. Debido a la vasta extensión que este ecosistema ocupa, la mejor forma de visitarlo es realizando una ruta en coche.

Qué visitar en la Selva Negra

Cualquier época es adecuada para viajar por esta zona de Alemania, aunque lo más recomendable, si no quieres verte perjudicado por las condiciones meteorológicas, es que evites el invierno. Te proponemos una ruta que te llevará a los lugares más espectaculares de esta zona del planeta para disfrutar de la carretera y la naturaleza.

El centro de la Selva Negra se encuentra en la ciudad de Baden-Baden, por lo que es recomendable que vueles hasta aquí para comenzar tu ruta y alquiles un coche en el mismo aeropuerto con el que puedas desplazarte.

Baden-Baden

Debido a que te encuentras en la zona central de la Selva Negra, podrás realizar un recorrido circular para conocer los lugares más pintorescos de esta zona. Esta ciudad es una de las más importantes de esta región y cuenta con una dilatada historia. Su origen se remonta a época romana, pero su fama comienza a alcanzar mayores niveles en el siglo XIX ya que esta localidad fue elegida por los aristócratas y las clases altas europeas para sus vacaciones. La zona contaba con termas y balnearios, por lo que pronto se convirtió en el lugar de recreo de los más ricos de Europa.

Gengenbach

Tras haber visitado Baden-Baden puedes continuar tu ruta dirigiéndote a Gengenbach. Es uno de los lugares más encantadores que podrás encontrar en la Selva Negra, tanto es así, que ha sido utilizado como localización para algunas películas, entre ellas, Charlie y la Fábrica de Chocolate dirigida por Tim Burton. Todo un enclave de cuento de hadas en el que las casas bajas y las piedras de sus calles dominan cada centímetro cuadrado de la misma.

Friburgo

Si has conseguido abandonar Gengenbach, toca continuar tu camino hacia la siguiente parada del recorrido: Friburgo. Es una de las ciudades más importantes de la región en la que se mezclan cultura, tradición y naturaleza de una forma espectacular. Esta integración entre sus distintos elementos le ha valido el premio a la ciudad más ecológica de Alemania. Piérdete por sus calles y disfruta de su catedral, sus canales (Bächle) y su mercado.

Triberg

En este punto comienza la subida hacia latitudes más altas, por lo que notarás cambios en el paisaje, que se vuelve mucho más frondoso debido a la gran cantidad de abetos que encontrarás. En Triberg disfrutarás de uno de los mayores atractivos de la Selva Negra: sus cascadas. Las situadas en este lugar tienen una caída de más 160 metros.

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Pero esta localidad también es famosa por que cuenta con el Museo Regional de la Selva Negra, un lugar que no debes dejar de visitar para conocer todas las particularidades de esta zona del planeta. Además, en ella se albergan dos de los relojes de cuco más grandes del mundo ya que este pueblo cuenta con las fábricas más importantes de este tipo en Europa.

Schiltach

Cruzando el río Kinzig y continuando con el ascenso, te encontrarás con el pueblecito de Schiltach en el que apenas viven 4.000 personas. Aunque su extensión es muy pequeña no debes dejar de visitar su mercado y las calles que lo circundan, parecerá que has entrado en otro mundo lleno de fantasía.

Freudenstadt

Se trata de una ciudad de importancia dentro de la ruta ya que es la capital del distrito del mismo nombre. En ella encontrarás uno de los balnearios más importantes de Alemania y podrás sorprenderte con las personalidades que pasaron a tomar sus aguas: Jorge V, Mark Twain o el mismísimo Rockefeller.

Por otro lado, cuenta con el mercado más grande de Alemania y ofrece al visitante una importante oferta gastronómica que le invita a disfrutar de la ciudad y de un merecido descanso. En la actualidad, es uno de los lugares preferidos por los alemanes para pasar sus vacaciones.

Calw

Calw será la última ciudad que visites antes de volver de nuevo al origen en Baden- Baden. Se trata de una pequeña localidad con una industria textil muy afamada. Sus habitantes, además cuentan con un importante entramo económico conformado por el comercio de sal y madera.

Pasea por sus calles y empápate de su encanto visitando su puente de piedra, la Capilla de San Nicolás, el mercado o su iglesia protestante. Además de por todos estos atractivos, la población ha alcanzado fama mundial gracias a que fue el lugar de nacimiento del escritor Herman Hesse que consiguió un Nobel de Literatura en 1946. Como era de esperar, podrás visitar varios museos en los que es el gran protagonista.

Esta ruta puede realizarse en aproximadamente 7 días, pero dependerá de la organización de tu viaje. Es recomendable que lo organices con anterioridad y que reserves bastante tiempo para cada uno de los pueblecitos que podrás visitar de manera que puedas realizar un trayecto mucho más relajado que te permita disfrutar de cada detalle.