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Existen muchos tipos de neumáticos y composiciones. Pero mayor seguridad, un mejor comportamiento en carretera y además, un menor consumo son solo algunas de las ventajas de utilizar ruedas específicas de verano durante los meses más calurosos del año, normalmente de mayo a octubre. Pero todo depende de la zona en la que vivas y por la que circules habitualmente. Pero para entender sus virtudes y por qué se adaptan mejor a las condiciones meteorológicas de esta época del año, antes hay que conocer sus rasgos distintivos.

Principales características de los neumáticos de verano

  • La característica principal que define a los neumáticos de verano es que no son elásticos y por lo general, son más baratos que los de invierno.
  • Los neumáticos de verano llevan una mezcla en su composición que incluye en menores proporciones que los de invierno de caucho natural. Lo que hace que si las temperaturas bajan -lo que no es normal en verano- se hacen duros rápidamente y pierden sus características óptimas para una circulación segura.
  • La evacuación del agua de los neumáticos de verano es mucho mejor que la de los de invierno, por tanto, pueden afrontar con mayor seguridad situaciones de aquaplaning.
  • La resistencia a la rodadura también es menor en las ruedas específicas indicadas para el verano, lo que influye directamente en el consumo y en el nivel de ruido, ambos puntos se reducen con los neumáticos de verano adecuados.
  • Externamente y a simple vista, puedes distinguir los neumáticos de verano por su estructura de perfil gruesa y cerrada y por sus acanaladuras horizontales.

¿Merece la pena poner neumáticos de verano?

Existen países con tradición de tener dos juegos de neumáticos que se cambian de verano a invierno. Quizás lo crucial es que exista un cambio muy acusado entre las condiciones de una u otra estación, algo muy propio de los climas continentales. Hay que tener en cuenta que las bondades descritas de los neumáticos de verano  se dan siempre y cuando las condiciones climáticas sean las propias del verano, del mismo modo que los neumáticos de invierno responden bien ante condiciones acusadas de frío. Y lo que más incide en ambos casos es la temperatura.

Si vives en un lugar en el que los termómetros alcanzan altas temperaturas en verano y bastante bajas en invierno, tu coche lo agradecerá y tu condición será más segura. Si por el contrario habitas un lugar templado y con poco margen de oscilación, o en el que una de las dos estaciones es más bien breve, entonces quizás no valga tanto la pena y sea más sensato decantarse por el tipo que nos haga más tiempo servicio.

Con independencia de la época del año, recuerda que el estilo de conducción adecuado para la estación también tiene influencia. Y si quieres viajar seguro y tranquilo, elige siempre un Seguro de Viajes a tu medida, como los que te ofrece MAPFRE. Tendrás asistencia en viajes nacionales e internacionales, para que cualquier imprevisto que ocurra no te afecte mientras estás fuera. Consulta sus condiciones aquí.