Este tipo de rotondas dan solución a uno de los grandes conflictos de circulación que ha sido siempre una asignatura pendiente de los conductores en España. Se trata de un nuevo tipo de intersección giratoria que resuelve un enorme debate y confusión sobre las normas de tráfico para las rotondas.

Actualmente ya se han construido rotondas del tipo holandés en Logroño, Sevilla y Tarrasa, aunque con sus peculiaridades en prueba en cada caso. Todo indica que la extensión de este tipo de rotondas será imparable en los próximos años en toda España.

¿Cómo funcionan?

Fue en Holanda, claro, donde nació este concepto de gestión de las rotondas, si bien está muy expandido a países de gran tradición ciclista en ciudades como Dinamarca, Bélgica o Reino Unido. Se trata de un concepto que en general está en pruebas y busca la mayor eficiencia y disminuir la peligrosidad para la circulación conjunta de vehículos de todo tipo y ciclistas en estas intersecciones.

Fuente: revista Motor Mundial

La base de partida de este tipo de rotondas es priorizar siempre la circulación de los ciclistas y de los peatones sobre los automovilistas, procurando siempre dar mayor seguridad al tráfico rodado de todo tipo de vehículos.

Disponen de un carril perimetral segregado cuya función es separar de la circulación a los ciclistas que no deben compartir la calzada con los demás vehículos, lo que supone que su construcción sea más cara que la de las rotondas tradicionales, aunque, eso sí, aportan mucha más seguridad a todos los usuarios, incluidos los peatones que deban atravesar la intersección.

El carril bici segregado

La segregación del carril para ciclistas se realiza mediante isletas con al menos 1 metro de anchura, separando así el carril bici de los demás carriles específicos para el tráfico rodado. De esta manera los ciclistas y los coches circularán mucho más seguros ya que están separados siempre en las intersecciones más complejas y de importante tránsito.

Las rotondas son una infraestructura muy peligrosa para los ciclistas y de hecho, la mayor parte de los accidentes con implicación de bicicletas se producen en ellas según las estadísticas de la DGT, pudiendo ser las rotondas holandesas una buena solución que garantice la seguridad de los ciclistas, reduciendo el riesgo de accidentes.

Fuente: revista Motor Mundial

También los peatones mejoran con este tipo de intersecciones su seguridad, ya que los pasos destinados a los mismos cuentan con una mayor protección al estar mucho mejor identificados.

La prioridad en la rotonda es para los ciclistas

La normativa española garantiza la seguridad de los ciclistas en las rotondas ya que “es obligatorio dar prioridad de paso siempre a un grupo de ciclistas cuando el primero de ellos haya iniciado el cruce o haya entrado en la glorieta” (artículo 64 del Reglamento General de Circulación – RGC).

Por ello, todos los vehículos del tipo que sea y que estén dentro de la glorieta deben esperar a que pase el último ciclista del grupo en su caso.

El mismo reglamento marca que “los conductores de bicicletas tienen prioridad de paso respecto a los vehículos de motor cuando, para entrar en otra vía, el vehículo a motor gira a la derecha o izquierda y haya un ciclista en sus proximidades”.

Evidentemente, para completar estas normas, se marca que “los ciclistas tienen siempre prioridad cuando estén circulando por un carril específico para bicis, paso de ciclistas o arcén debidamente señalizados.»

Fuente: revista Motor Mundial

Este tipo de glorietas realizan una clara y bien señalizada segregación entre la circulación de vehículos motorizados y ciclistas, usando carriles independientes y bien separados, por lo que además permiten la circulación en sentido contrario en dichas rotondas, siendo además muy fáciles de entender por parte de los conductores y generando así una seguridad ampliada en su circulación.

Este tipo de regulación del tráfico se empezó a implantar en los países en los que la tradición ciclista por las ciudades está más arraigada, pero sin duda se expandirá hacia muchos otros

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