Imagina esta situación: es el domingo del final de un puente y llevas ya más de cuatro horas en la carretera tratando de volver a casa. No te gustaría llegar muy tarde, porque al día siguiente toca trabajar. Pero hay mucho tráfico, tienes sueño y estás aburrido, por lo que has puesto la radio a todo volumen. Y de pronto, delante de ti, en una carretera de un solo sentido, te toca alguien que va a muy baja velocidad. No está permitido adelantar, pero comienzas a desesperarte y te pegas cada vez más a ese vehículo… Seguro que ya estás anticipando cómo acaba esta historia: muy probablemente, en un accidente. Y como este tipo de situaciones no son tan extrañas, existe un concepto que te puede ayudar a evitar problemas: la conducción defensiva o evasiva. 

¿Qué es la conducción defensiva?

La conducción defensiva es un tipo de manejo del vehículo que busca anticiparse a las situaciones de peligro para evitar accidentes.  

No es una conducción reactiva que, por ejemplo, trata de responder después de que se produce el peligro, sino que se adelanta a esos momentos para reducir el riesgo al mínimo. Gracias a las técnicas de la conducción defensiva, el conductor puede depender de su propio comportamiento al volante, y no de lo que hagan los demás. De este modo, si otros vehículos realizan movimientos incorrectos o ilegales, el ‘conductor defensivo’ debería estar preparado para no caer en un accidente o al menos minimizar las consecuencias. Esto también aplica en casos de factores externos negativos, como tormentas, nevadas, mal estado de las carreteras o mala señalización. 

Técnicas de conducción defensiva

La conducción defensiva consiste en una serie de comportamientos básicos y bastante simples. En resumen, hay que ir atento, sin distracciones -por supuesto, sin hablar por el teléfono móvil-, y bien concentrado. Parece muy sencillo, pero no todo el mundo lo hace: el año pasado, 1.145 personas fallecieron en accidentes de tráfico, y más de 4.000 resultaron heridas. 

Estas son algunas de las principales técnicas. 

Conduce con atención

A menudo vamos en el coche escuchando un podcast, charlando con el copiloto y cayendo en otras distracciones. El ‘conductor defensivo’ se enfoca en lo más importante que está haciendo en ese momento: conducir. Y esto no consiste sólo en fijarse en la carretera que tiene frente a sí, sino también en revisar constantemente los espejos retrovisores para conocer en todo momento lo que está ocurriendo a su alrededor. 

Prioriza la baja velocidad y mantén la distancia de seguridad

Esta técnica no consiste en ir a 40 kilómetros por hora por una autopista en perfectas condiciones. En algunas situaciones, ir demasiado despacio también es peligroso. Sin embargo, el ‘conductor defensivo’ siempre es prudente: en situaciones de mucho tráfico o cuando se aproxima a otros vehículos, reduce la velocidad y se mantiene en el rango bajo de lo recomendado para poder anticiparse a cualquier situación de riesgo. Además, es necesario tener una separación suficiente con los automóviles que van delante y detrás. Al frenar para cambiar de dirección, o por otro motivo, se hace con tiempo suficiente y poco a poco, para así alertar del movimiento al resto de vehículos. 

Por supuesto, el ‘conductor defensivo’ no bebe alcohol antes de conducir, pero tampoco toma medicamentos que puedan provocar somnolencia o que tengan otros efectos secundarios perjudiciales.  

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Mantén siempre las manos en el volante

Tal vez te encante el anuncio de “¿te gusta conducir?”, pero deja para el resto de los pasajeros el gesto de balancear la mano fuera de la ventanilla. Tampoco gesticules cuando hables: las dos manos deben permanecer en todo momento en el volante, pues eso permite maniobrar más fácilmente. Si el volante fuera un reloj, la mano izquierda debe ponerse sobre las 10:00 y la mano derecha en las 3:00. 

Ajusta bien tu asiento

Con las manos bien posicionadas en el volante, de la forma que acabamos de indicar, apoya la espalda en el respaldo y estira los brazos. La posición es correcta si tus muñecas quedan a la altura del volante. Si no es así, hay que ajustar el asiento. 

Aprende técnicas especializadas

Hay técnicas que se pueden aprender para saber cómo reaccionar en determinadas situaciones de peligro. 

Por ejemplo, la frenada ante una emergencia o la reacción en el llamado aquaplaning. Este consiste en la separación entre la superficie del neumático y la carretera en momentos de lluvias intensas, por lo que se puede perder el control del vehículo. Frente a ello, es recomendable mantener el volante lo más recto posible y frenar lentamente. Nunca hay que intentar esquivar bruscamente un charco. 

El ‘conductor defensivo’ debería aprender formas avanzadas de conducción y, sobre todo, conocer a fondo las características de su vehículo y las formas en las que éste responde cuando se le fuerza en caso de imprevistos. 

Respeta las normas

Este consejo es evidente, pero nunca está de más repetirlo: para evitar accidentes y situaciones de riesgo, hay que respetar en todo momento las normas de tráfico. 

Practicar la conducción defensiva es fundamental disfrutar con tranquilidad, tanto como tener un Seguro de Coche MAPFRE que se adapta a tus necesidades.  

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