El turbo es una de las piezas claves del motor. Este alcanza grandes temperaturas que pueden llegar a dañarlo si no se utiliza correctamente. Una de las medidas más importantes que puedes hacer para cuidarlo es refrigerar el turbo del motor. Te contamos cómo hacerlo y los cuidados que debes tener en cuenta.

Cómo refrigerar el turbo del motor

Para cuidar del turbo del motor es necesario seguir una serie de recomendaciones que ayuden a mantenerlo en buenas condiciones y con una refrigeración adecuada. Esta última dependerá del estado en el que se encuentre el coche, es decir, si está frío, si está en funcionamiento o si vas a pararlo.

Coche en frío

El momento del arranque es uno de los más críticos para el turbo del motor. Es aquí donde es más importante mantener su correcta lubricación y esperar a que el coche alcance la temperatura adecuada antes de emprender la marcha. En los coches modernos, esta práctica se logra a los pocos segundos, cuando el aceite sale del cárter y se distribuye por todas las piezas del motor. No será, por tanto, necesario esperar más de 1 o 2 minutos. El uso de aceites sintéticos te ayudará en esta tarea ya que son capaces de lubricar correctamente todas las piezas sin estar a temperatura de servicio.

En el caso de que el coche que vas a arrancar lleve mucho tiempo parado, es conveniente mantenerlo al ralentí un poco más de tiempo para que todas las piezas del motor se lubriquen correctamente. Esto se debe a que con el paso del tiempo el aceite se ha situado en el cárter y necesita volver al circuito.

Cuando el coche está aparcado en la calle y expuesto a bajas temperaturas es recomendable aumentar el tiempo de encendido ya que el aceite se encuentra más viscoso. Pasados unos minutos este se habrá vuelto más fluido y estará listo para lubricar todas las piezas del motor.

Coche en funcionamiento

Una vez que ya estás en carretera y el vehículo ha alcanzado su temperatura óptima para funcionar, es necesario mantener una serie de hábitos de conducción para conseguir que el turbo se refrigere correctamente.

  • Esperar que el motor alcance su temperatura óptima: esta es de 90 grados, así que hasta ese momento evita superar las 2.000 revoluciones por minuto y no aprietes el acelerador a fondo para no forzar el turbo.
  • Controlar las revoluciones: comprueba el par máximo de tu vehículo para conocer cuáles son los parámetros adecuados para tu coche. Por otro lado, no es recomendable mantener el vehículo a revoluciones altas, aunque su par máximo lo permita.

Coche antes de pararse

A la hora de refrigerar el turbo, uno de los trucos más conocidos es el que tiene que ver con dejar encendido el coche unos minutos antes de apagarlo por completo después de un viaje. En este caso, existen distintas teorías sobre el tiempo que debe permanecer en este estado. Para realizar esta práctica debes tener en cuenta el trabajo realizado por el motor:

  • Conducción deportiva: en estos casos, el conductor mantiene el acelerador a fondo durante mucho tiempo lo que hará que el motor se caliente demasiado. Aquí deberás esperar un poco más, unos 5 minutos hasta asegurarte de que todas las piezas están a la temperatura adecuada.
  • Subida por un puerto de montaña: este tipo de vías hace que el motor trabaje con una mayor intensidad, por lo que su temperatura puede aumentar mucho. Además, el trabajo del turbo se multiplica al tener que proporcionar más aire al motor y girar más rápido recibiendo mayor flujo de gases de escape. Si quieres cuidar el turbo, en este caso deberás esperar 3 minutos antes de parar.
  • Trayectos urbanos y cortos: cuando la conducción ha sido razonable y sin acelerones no es necesario esperar a que el turbo se enfríe antes de pararlo.
  • Viajes largos por autopista a 120 kilómetros por hora: en este caso lo recomendable es que el coche permanezca arrancado durante un minuto. En el caso de que el trayecto se haya realizado en verano es recomendable esperar 2 minutos ya que la temperatura es mucho más elevada.

Qué cuidados necesita el turbo

Además de los cuidados que hemos visto anteriormente, en los coches con turbo es necesario realizar una serie de labores de mantenimiento para que esté en óptimas condiciones. Lo primero que debes hacer es controlar el aceite y cambiarlo cuando sea necesario. En el momento de realizar el cambio deberás sustituir también el filtro. Para que dure más tiempo es importante el uso de lubricantes de calidad.

De manera frecuente, pero sobre todo antes de cada viaje, es necesario que compruebes el nivel de aceite para comprobar si existen fugas o hay un consumo excesivo. Circular con niveles bajos de aceite es muy perjudicial para el turbo y para el motor en general.

Gracias a estos consejos conseguirás mantener el turbo de tu coche refrigerado y en buen estado durante más tiempo. Esto te ayudará a evitar averías que pueden ser muy costosas, llegando de media a los 1.000 €.

Aunque tomes todas las precauciones posibles, a veces el vehículo nos deja tirados mientras circulamos, en estos casos llama a tu Seguro de Coches MAPFRE que cuenta con asistencia en viaje desde el km 0.