El alcohol es uno de los factores más comunes como causa de los accidentes de tráfico, junto con la velocidad y las distracciones según las memorias de la DGT de los últimos años.
El pasado año de los más de 125.000 conductores implicados en accidentes con víctimas en España, se realizaron pruebas de alcoholemia a un 38% de los cuales, al menos el 27% de los conductores fallecidos, dieron positivo en la prueba de alcoholemia mientras que solo el 7% de los analizados resultaron ilesos en los accidentes.
Con estos datos queda demostrado que el alcohol afecta de forma muy negativa a la conducción, con importantes disminuciones de agudeza visual y auditiva, y reduciendo claramente el campo de visión lateral periférica pues genera en el conductor una sensación de túnel que impide una conducción adecuada.
Por otro lado, el alcohol reduce notablemente la capacidad de atención, produciendo perturbaciones en el campo perceptivo, cansancio, somnolencia o fatiga muscular.
Bajo el alcohol se evalúan erróneamente las distancias con los vehículos precedentes, así como se incrementa el tiempo de frenada con una percepción inexacta de la velocidad de circulación y una visión incorrecta de la aproximación de otros vehículos en todos los perímetros.
Se produce además una falsa seguridad de los conductores bajo efectos de alcohol, adoptando mayores tolerancias al riesgo y realizando una conducción poco responsable y a veces mucho más agresiva.
La falsa seguridad hasta que pasa algo
Todos hemos oído frases como: “Es un trayecto corto y lo conozco de memoria”; “Solo he tomado dos cervezas, voy bien”; “He dejado de beber hace una o dos horas”; etc.
El consumo de alcohol se ha venido convirtiendo en un acto social en nuestra cultura, y pensamos que los siniestros no nos pueden suceder a nosotros.
Hay que recordar que dos simples cervezas pueden aportar tasas de alcohol que pueden afectar notablemente a la capacidad de conducción.
Es por ello que el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC) remarca su tendencia a reducir las tasas de alcohol permitidas a cero, con unos máximos de 0,2 g/l en sangre. Solo nueve países de Europa cumplen con esta medida (República Checa, Hungría, Rumanía, Eslovaquia, Estonia, Polonia, Suecia, Noruega y Serbia).
En España los límites actuales desde 1999 son (también de aplicación a ciclistas y usuarios de vehículos de movilidad personal como patinetes eléctricos):
- Conductores generales: 0,5 g/l sangre (0,25 mg/l aire espirado).
- Conductores profesionales y noveles: 0,3g/l sangre (0,15 mg/l aire espirado).
Consecuencias de conducir con alcohol
Conducir habiendo consumido alcohol conlleva una sanción económica, retirada del carné, y hasta penas de prisión.
Además de los daños para la salud, conducir bajo los efectos del alcohol conlleva una responsabilidad administrativa (sanción económica) y civil (retirada de puntos o incluso del carné), además de poder incurrir en importantes responsabilidades penales (prisión):
- Conducir con una tasa que supere el doble de la permitida conlleva una sanción de 1.000 euros y retirada de 6 puntos del carné.
- Ser conductor reincidente (es decir haber sido sancionado en el año inmediatamente anterior por dar positivo a alcohol o drogas) también conlleva una sanción de 1.000 euros.
- Conducir con tasas superiores a 0,60 mg/l en aire o 1,2 g/l en sangre es un delito castigado con penas de prisión de tres a seis meses o multa de seis a doce meses canjeables por trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a 90 días, y privación del derecho a conducir de uno a cuatro años.
- La negativa a someterse a las pruebas también conlleva prisión de seis meses a un año y privación del derecho a conducir de uno a cuatro años.
La mejor tasa de alcohol conduciendo es 0,0 g/l ya que el comportamiento al volante puede salvar vidas, tanto la propia como la del resto de personas con las que se comparte la vía pública.
No hay que dejarse llevar por la falsa sensación de que nunca pasa nada por no haber tenido una mala experiencia conduciendo bajo el efecto del alcohol. Cuanto más se juega, más probabilidad hay de que te toque. El alcohol se aumenta exponencialmente la probabilidad de sufrir algún tipo de accidente.
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