Seguro que alguna vez te has preguntado si una persona con daltonismo puede distinguir los colores de un semáforo, si sería necesario instalar semáforos para daltónicos o, más aún, si su particularidad genética les permite conducir. Lo cierto es que no existe ningún impedimento para que puedan obtener su carnet de conducir, aunque deben seguir una serie de recomendaciones.

¿Qué es el daltonismo?

El daltonismo es una alteración genética que afecta a un 8 por ciento de hombres y un 2 por ciento de mujeres en todo el mundo. Según datos del Eurostat, en Europa la población ronda los 500 millones de personas, de las cuales, el 79% está en edad de conducir. Es decir, de los 395 millones de europeos en edad de conducir, hay 31,6 millones de hombres y 7,9 millones de mujeres con problemas de daltonismo.

La diferencia que existe entre hombres y mujeres se encuentra en que el gen se localiza en el cromosoma X, por lo que ellas necesitan tener los dos dañados para que la enfermedad se manifieste. Esta diferencia a la hora de apreciar los colores no se reduce a confundir el rojo y el verde, sino que existen muchas variedades, con diferentes intensidades, que hacen que el afectado no distinga bien ciertos colores o sombras. El grado más intenso se denomina acromatopsia, que es la ceguera total de colores (solo se ve la gama de grises), pero es una alteración muy rara. En el extremo contrario, están aquellas personas que desconocen que lo sufren, dado el grado tan reducido que presentan.

Prueba de daltonismo

Una de las formas más eficaces de saber si se es o no se es daltónico es realizando el test de Ishihara, que se basa en una serie de círculos formados por pequeñas circunferencias de colores que esconden un número o una letra en su interior. El juego de colores empleado no es perceptible para las personas con daltonismo.

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Esta alteración genética, aunque no tiene cura, no impide llevar una vida relativamente normal. Incluso hay quien asegura que estas deficiencias en la apreciación del color compensan otras funciones. De hecho, en la Segunda Guerra Mundial se escogían francotiradores daltónicos porque eran mejores descubriendo camuflajes, ya que distinguían muy bien las texturas y los matices.

¿Cómo afecta el daltonismo a la conducción?

En cuanto a la conducción de vehículos, los semáforos o las señales no entrañan excesivos problemas para estas personas, que pueden llegar a desarrollar ciertos hábitos para solventar los obstáculos cromáticos. Por ejemplo, en el caso de los semáforos, saben que el rojo es la luz de arriba, y el verde, la de abajo. El problema viene cuando no hay un contexto para saber si la luz que se enciende es la de arriba o la de abajo, como por ejemplo por la noche, cuando todo está oscuro, lo que podría causar un accidente.

En cuanto a las señales de tráfico, lo tienen más fácil, puesto que -salvo algunas señales azules- el color es secundario. Basta con saber interpretar el contenido de las mismas.

Además, según el tipo de daltonismo, pueden encontrarse otros problemas. Por ejemplo, los que padecen protanopía (deficiencia absoluta para ver el rojo) o protanomalia (debilidad para percibir el rojo) no distinguen bien las luces de freno.

El daltónico parcial no distingue los colores, pero sí las diferencias luminosas entre ellos, lo que le permite distinguir las señales, siempre y cuando haya suficiente iluminación.

Por todo ello, siempre es aconsejable que, en la medida de lo posible, las personas que tengan una alteración del sentido cromático eviten conducir de noche, vayan acompañados de un copiloto que les pueda avisar de las señales luminosas, y utilicen  gafas de sol con cristales adaptados.

Semáforos para daltónicos, ¿la solución?

A pesar de que puedan conducir sin problemas, son muchos los que piensan que habría que adaptar los semáforos no solo con cámaras, si no también para daltónicos para facilitarles la circulación. En este sentido, se han creado diferentes propuestas. Una de ellas es el semáforo led trióptico, que prescinde de las tres ópticas led tradicionales para marcar las tres fases con una sola óptica y de manera segura e intuitiva.

Este semáforo, en lugar de colores, incorpora una figura direccional (una flecha o similar) en movimiento que indica hacia donde se puede circular. Cuando dicha figura se para, es como si el semáforo estuviera en rojo.

Esta opción permite señalizar la posibilidad o prohibición de paso en tres direcciones distintas: de frente, a la derecha o a la izquierda. Todo ello utilizando el mismo panel, pero cambiando la orientación del mismo en su poste de sujeción.